PRÁCTICA I: DESARROLLO Y ACELERACIÓN DEL APRENDIZAJE, PARTE B

¿Puede acelerarse el aprendizaje?, ¿es conveniente?

Como sabemos, el niño no sólo es una persona con capacidad apta para aprender con más o menos facilidad. Es, a partes iguales inteligencia y entorno. Un niño gitano criado en chabolas puede ser tan inteligente y despierto como uno de familia acomodada, pero está claro que su desarrollo intelectual no será tan incentivado como en el segundo caso.

Esto nos lleva a preguntarnos si es conveniente acelerar la capacidad de un niño. No necesariamente a nuestro entender, lo que debemos dar al niño en un primer momento es bienestar y amor. Una vez que tenemos un niño feliz y satisfecho, lo que sí debemos es incentivar la capacidad innata que éste tiene para aprender. Podemos rodearlo de juguetes educativos, idiomas, ambiente musical, juegos psicomotrices… en definitiva, emplear todos los campos que tenemos a nuestro alcance para que su curiosidad se avive. Este niño que ha sido estimulado y preparado llegará a la escuela con curiosidad por descubrir cosas nuevas, pero

tampoco podemos caer en el error de creer que está capacitado para adquirir conocimientos o aptitudes que no están acorde con su edad. Creemos que será mejor que éste afiance la pintura y su contorno, los colores, formas, números… por ejemplo, en ningún caso intentar que escriba y lea de forma comprensiva o que haga operaciones matemáticas porque caeríamos en el error de intentar que el niño realice trabajos que su comprensión no alcanza.

El niño debe pasar por todas las etapas del aprendizaje y afianzar éste. También es verdad que en una clase de veinte alumnos, podemos encontrarnos a aquél que por ser más despierto se aburra. Esto nos llevará a intentar incentivar a este niño con novedades que no le hagan caer en el aburrimiento y en la pérdida de interés. Por ello creemos que no hay una fórmula matemática para la enseñanza, sí unas generalidades, pero en última instancia será el niño el que nos guíe en la difícil tarea de la enseñanza.